Por fin y derrotando a un grande, Patriotas llega a la A después de 18 años de lucha del fútbol boyacense. Es el primer equipo de la B en Colombia que logra el ascenso mediante el sistema de promoción. Por fin, por fin, por fin y de qué manera. GRANDE PATRIOTAS.
La gesta histórica boyacense no comenzó hoy, fueron 11 meses de trabajo muy callado que tuvo un momento especial con el título del primer semestre. Luego vino la eliminación del segundo torneo y el abandono de la gente que a partir de allí perdió la fe, mientras que la siempre fiel hinchada se preparaba para los difíciles juegos de la final con Deportivo Pasto. Lastimosamente por penales el equipo se fue a la promoción.
Pero como todos los planes de Dios, los hechos se dan como tiene que ser, a Patriotas le tocaba algo grande y esto era sacar a otro rojo, uno con más historia y galardones. Un mes antes como un vaticinio profético el Padre Herson Mejía en una ceremonia eucarística les dijo: "el mundo va escuchar de ustedes, porque ustedes están para grandes cosas y son buenos muchachos que trabajan con disciplina y alegría acompañados siempre del señor". No teníamos hinchada pero el grupo se tenía fe y esa fe venció a más de 35.000 hinchas escarlatas.
Hoy en el juego definitivo, los Patriotas se comportaron como héroes, un primer tiempo perfecto en lo táctico, el equipo no atacó pero tampoco pasó apuros y logró irse a los vestuarios con el marcador en ceros.
El segundo tiempo nos recibió con un gol temprano del rival, a los 5 minutos el "tigre" Castillo los puso contra las cuerdas, pero los valientes lanceros Patriotas se fueron al frente de batalla y con un pase milimétrico del brasilero André Viera (desde hoy un boyacense más) hace que Anuar Guerrero llegue en diagonal y la meta por entre las piernas del portero Diego Restrepo en un gol muy parecido al de Fredy Rincón frente a Alemania en 1990. Esta anotación retumbó en todo Boyacá y los escépticos empezaron a volverse creyentes.
El partido siguió con un América atónito que no llevo mayor peligro a la portería de Carlos Chávez, firmando así una igualdad que le daba al destino, una oportunidad de decidir en la siempre difícil y caprichosa ruleta de los Penales.
Inicia los cobros el rojo, Gerson González la mete, por Patriotas André Viera vence al pasado y anota dando confianza a sus compañeros, acompañado eso si con una pequeña brisa de samba que paso cadenciosa por un silente Pascual guerrero.
Jaime Córdoba no puede frente a Chávez y el caleño empieza a marcar su destino deteniendo el primer penal de la tanda. Por Patriotas convierte Henry Palacios cobrando con perfección artística su tiro penal.
Pablo Melo y Paulo Arango convierten, Iván corredor como representante tunjano no falla y le pasa el testimonio a Heber Rentería para que siga con la ventaja, pero Rentería como una ficha más del destino falla y pone todo en los manos y pies de Carlos Chávez.
Jairo Castillo se para en el punto blanco donde algunos se convierten en héroes y otros por el contrario, si lo eran pueden perder todo su prestigio en un remate. Castillo envía su lance abajo a la esquina izquierda de la portería. Carlos Chávez va allá con agilidad felina; tanto así que si el disparo no hubiera rebotado en el paral lo hubiera atajado, la pelota se devuelve hacia la cancha y ahora la caprichosa suerte; que casi nunca estuvo de nuestro lado, hace que milagrosamente la bola no rebote en la espala del portero, sino que lentamente se desvié hacia el interior de área.
Carlos Chávez es ahora el hombre que tiene que cargar con el peso de escribir la historia, pero ella siempre altiva y retadora hace que él, un hijo de la entraña escarlata deba finiquitar todo en un disparo, Chávez patea rompiendo en mil pedazos no solo la red, sino las esperanzas de una ciudad que lo vio crecer y optar a temprana edad por ser arquero de fútbol, precisamente en el equipo al que ahora mandaba a su propio purgatorio.
Chávez no celebra, seguramente por su mente los recuerdos de la infancia hacen que la alegría se mezcle con la nostalgia y esto lo hace ser respetuoso de su casa, de sus amigos, de su familia. Pero la suerte ya está echada y tiene que levantar la cabeza con orgullo porque como buen profesional hizo su trabajo bien y logra con su esfuerzo, lo que nunca ningún portero puedo hacer en Colombia, mandar con su remate a un grande a la B.
Hoy un equipo humilde, con nombres poco conocidos en la profesión pero con coraje y mucho amor propio, buscó su destino en aguas difíciles y junto a un viejo lobo de mar se enfrentaron a la tormenta, parándose de frente a la adversidad para decirle a la historia, que no siempre puede ganar, que de vez en cuando algunos no le temen y se le enfrentan con gallardía, porque al fin y al cabo la historia no se escribe sola, simplemente es el archivo de recuerdos de aquellos hombres que alguna vez quisieron ser dioses y lo consiguieron; por lo menos por un día.