Lo sucedido este año con lo campeonatos del Recuerdo son el reflejo de que la historia se repite a cada momento en esta hidalga ciudad, en esta tierra donde una vez Bolívar confrontó con Santander por algo mas importante que una falda y que produjo según los historiadores, los dos partidos políticos más representativos de la patria.
En noviembre la puja por quedarse por el mayor número de oncenos presagiaba una división de los que antes había sido una fusión, lo que había motivado el cambio ahora estaba cocinado un recambio y a fe que se consiguió. Desconcertados delegados, algunos desmentidos por sus patrocinadores, otros acosados por las estrictas normas, terminaron con un proceso diáfano de manejo económico y administrativo del torneo para avanzados en edad.
El paso al costado dado por el Comité del recuerdo que administró durante 4 años el campeonato, fue para muchos una sorpresa y para otros una victoria, solo el futuro permitirá comparar las acciones realizadas y dará razones a quien las tenga. Lo cierto es que el punto alto dejado por los renunciantes será el referente y el gran reto a superar por quienes siempre demostraron controversias que incluso llegaron a estrados judiciales.
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