Hablar de Isauro Trigos Sánchez es hablar de toda una vida dedicada al juego ciencia. Desde niño e inspirado por el gran maestro estadounidense Robert James Fischer, más conocido como Bobby Fischer, comenzó a practicar el deporte de las blancas y las negras. Desde temprana edad entendió que jugar bien ajedrez se logra con el tiempo y con el estudio profundo de jugadas y partidas que leía en periódicos, revistas y libros que coleccionó durante su vida.
De vida sedentaria, vivía solo, era introvertido aunque a veces solía expresarse sarcásticamente sobre el poco apoyo que recibía este deporte en nuestra ciudad. Tuve la fortuna de contarlo como instructor en las Escuelas de Formación del EDMO hoy IMDER, durante mi período como Director Ejecutivo de la administración 1998-2000.
Isauro era de pocos amigos, se levantaba tarde y sus visitas al baño de no menos de una hora hacía obligatoria la lectura de libros y jugadas de ajedrez.
Fue campeón municipal de Ajedrez en siete ocasiones y siempre pensaba en ganar aunque una frustración fue no haber conquistado un título departamental. Irónicamente los números le jugaron una mala pasada, murió a la edad de 64 años, la misma edad en que falleció su ídolo deportivo en 2008, 64 casillas tiene el tablero del deporte de sus pasiones.
Su deceso se conoció cuando un vecino se percató que la luz de su casa permaneció encendida durante la noche del domingo 8 de abril, al avisar a la policía quien ingresó encontrándolo sin signos vitales en su cama al parecer un infarto produjo su muerte. Las honras fúnebres de este gran ajedrecista ocañero se cumplirán en la Capilla de San Antonio y su inhumación será en el Cementerio Central. Paz en la tumba de este gran deportista!
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